lguno de los varios gobernadores interinos que Michoacán ha tenido en los últimos años, cuando los maldosos o deseosos de dureza se percataron de que era aguado y descolorido, al contrario de lo que esperaban: un gobernador duro y que diera color, fue bautizado con el mote de "El Pan Bimbo". Y como tal se consagró con su método de gobernar: dejar hacer, dejar pasar, para a la postre erigirse como el gran forjador de la paz social de Michoacán, aunque luego viniera otro de similar estirpe que le disputara el mérito, a grado tal que lo utilizara para autointerinarse, convertirse en sustituto y a punto haya estado de convencer a los michoacanos de que ya nunca más debería pensar en la "terrible pesadilla de elegir a su gobernador". Y hoy vemos que aquel gobernante de quien hablábamos está siendo sujeto del despojo de su bien ganado mote, nada menos que por los presidentes municipales de filiación panista que, como sabemos, figuran como gobernantes de 14 de los municipios demográfica y políticamente más importantes de la entidad, porque ahí, quienes los eligieron y por supuesto los que no lo hicieron, se percatan de que esos gobiernos municipales panistas no son sino mero “Pan Bimbo" por su contextura aguada e incolora que en nada meritorio los distingue de la ineficiencia, el dispendio y basta de prácticas de corrupción —un tanto matizada con el alquiler de contratistas y asesores de otros estados— de gobiernos municipales priistas. Justamente a nueve meses de la gestión de esos gobiernos municipales panistas, los ciudadanos de los municipios que gobiernan —incluido el de Morelia— se dan cuenta de que el proyecto de gobierno panista sigue nonato y que lo más probable será que, si acaso "nacerá muerto", porque el tiempo normal de gestación ya se agotó.

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Sin embargo, con un PAN así, su nuevo dirigente estatal, embargado de entusiasmo se lanza "por todo" y anticipa que... "Por lo menos ganaremos siete de las 13 diputaciones federales: Morelia Norte, Morelia Sur, Zamora, Uruapan, Jiquilpan, Zitácuaro y Ciudad Hidalgo". Y aclara más aún que "esto no quiere decir que no buscaremos el triunfo en los 13 distritos electorales y estamos seguros que podemos dar grandes sorpresas en otras zonas del estado".

 

Tan desmesurado entusiasmo él mismo se encarga de acotarlo para darles la razón a quienes particularmente en los municipios gobernados por su partido han llegado a la conclusión de que, sin un proyecto realmente distinto de gobierno, el PAN no es sino como el "Pan Bimbo" (aguado y descolorido). El propio González Morfín se sinceró en declarar a Yolanda Gutiérrez Rocha que lo entrevistó para La Voz de Michoacán, que...

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"Nos falta estructurar una propuesta clara para la gente del medio rural y en eso estamos trabajando". Pero no son sólo los electores del medio rural quienes no conocen esa "propuesta clara", diferente, del PAN. Tampoco los habitantes de Morelia, Zitácuaro, La Piedad y otras ciudades donde el PAN es gobierno municipal la conocen.

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Podrías refutar que el PAN sí tiene proyecto y principios. En efecto los tiene y los sostiene: acaba de pronunciarse a favor de la venta a extranjeros de la industria petroquímica y, es de suponerse, llegado el momento estará a favor de que se venda toda la riqueza petrolera nacional y el país mismo. "Está en su papel", esa es su verdadera identidad, la de "vendepatrias", como lo dijera esta misma semana el dirigente nacional del PRD, Andrés Manuel López Obrador.

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Y sabiendo eso y que el PAN nació precisamente como la fuerza opositora a las grandes acciones patrióticas reivindicatorias de la soberanía, el nacionalismo y la organización social de los mexicanos como nación libre, soberana e independiente, ¿los michoacanos de la tierra del Cardenismo adoptarán para su dieta (política) cotidiana el PAN (Bimbo)?

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