Pactos democráticos, ¿o pactos con el diablo?
Publicado en el periódico Buen Día...
11 de octubre de 1996

i en realidad se tiene la convicción de que "Michoacán experimentó un difícil aprendizaje democrático que debemos valorar en todas sus dimensiones y alcances hacia el milenio que se aproxima", y efectivamente se está empeñado en "profundizar la democracia en Michoacán y consolidar las condiciones de normalidad institucional, estabilidad política y concordia social que hemos alcanzado...", como lo ha expresado el gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí en su discurso aniversárico del natalicio del generalísimo don José María Morelos, no sería congruente concebir que los pactos que en ese acto propuso fuesen cupulares como han sido los que en el pasado cercano hicieron época en el país y dejaron profundas huellas en la clase trabajadora y las mayorías de mexicanos al ser sometidos a condiciones de un creciente empobrecimiento en tanto que la riqueza, merced a ese pactismo, fue acumulada en unos cuantos, como no ocurría ya desde hacía varios lustros.
No son pactos cupulares los que Michoacán requiere para desarrollarse si lo que en verdad se pretende es "dar cabida a fórmulas democráticas que fomenten la participación y la responsabilidad del ciudadano en los asuntos públicos; para que estas modalidades de participación directa fortalezcan una cultura de solución consensada en los problemas sociales", como lo ha señalado también el mandatario michoacano.
Llamar a que... "hagamos de la democracia una fuente de poder ciudadano..." es un compromiso que debe dimensionarse en toda su seriedad y la enorme responsabilidad que ello implica.
Podríase con propiedad afirmarse que ésas sí son palabras mayores, si es que no son simples palabras y se está dispuesto a asumir la responsabilidad que conllevan.
Es como para pensar que los propios correligionarios del gobernador busquen reconvenirlo pretendiendo meterle en la cabeza que eso es casi "un pacto con el diablo". Pero en efecto lo que Michoacán requiere, para que iniciativas como las propuestas den frutos, es que tengan sustento y permanente alimento democrático, pues de lo contrario, como lo hemos comprobado una y otra vez, esos pactos no son sino para beneficio de las cúpulas en perjuicio de las grandes mayorías.
Una verdadera alianza entre el Gobierno y los gobernados podría llevar muy lejos a Michoacán, pero, uno se pregunta: ¿habría la convicción suficiente y la decisión necesaria?
Los hechos y la congruencia serán las mejores credenciales que las acrediten o que logren efectos contrarios, lo cual sería terriblemente nocivo a menos de un año de un gobierno electo para 72 meses y despuntar al nuevo milenio.
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