Modernización Vial en tiempos de crisis
Publicado en el periódico Buen Día...
10 de julio de 1996

a semana pasada, durante una gira del gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí por este municipio, fueron anunciadas algunas importantes obras proyectadas para modernizar la vialidad periférica de la ciudad, la red eléctrica mediante cableado subterráneo, y para concluir la red de colectores marginales del Río Grande; obra ésta que quedó en el abandono desde hace ya varios años por falta de apoyo federal y estatal cuyo origen fue el capricho y soberbia tanto del gobernador Luis Martínez Villicaña como del ahora prófugo Carlos Salinas de Gortari. Todo por no apoyar la terminación de una obra emprendida durante el gobierno del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Se ha anunciado una inversión de 25 millones de pesos (25 mil millones de los antiguos) para ampliar a seis carriles la salida a La Huerta que es a la vez el camino hacia Pátzcuaro, tramo que ciertamente, por su estrechez, torna en lento el tráfico, si se compara con la fluidez que tiene en el libramiento y a partir de ahí por la autopista hacia la ciudad del Lago. Ese proyecto no es una novedad, pues incluso estuvo programado y presupuestado para ejecutarse precisamente desde el efímero gobierno del ingeniero Luis Martínez Villicaña. Varias fueron las informaciones que al respecto escribí en La Voz de Michoacán, proporcionadas por el ingeniero Mariano Carreón, quien en ese entonces estaba a cargo de la delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Lo más probable es que el presupuesto destinado a esa obra se haya desviado a la construcción del acceso al estadio "Morelos", mismo que por su pésima calidad, pronto quedó casi totalmente destrozado.
La obra se antoja ciertamente necesaria, pero no de la magnitud que se ha anunciado si se toma en cuenta que estamos en medio de una crisis terrible y Morelia —la otra Morelia que ha surgido durante los últimos 12 años— padece de grandes carencias en servicios elementales como agua, drenaje, alumbrado, pavimento y escuelas. Es claro que ni el gobierno del estado ni el gobierno municipal (priísta uno y panista el otro) muestran la decisión de emprender esta obra, la mínima sensibilidad democrática y social, y que ponen por encima del interés de las mayorías marginadas, el interés personalista de ganar reconocimiento a una "gran obra".
Este es un concepto de la realización de obras que contrasta con el aplicado en el pasado reciente por el primer gobierno municipal democrático que tuvo Morelia, encabezado por el ingeniero Samuel Maldonado Bautista, en el que no se hicieron magnas obras en la ciudad, pero sí muchas pequeñas en el municipio, que tuvieron la dimensión de ser grandes obras para colonias y comunidades rurales. En esta capital, no obstante, el casi nulo apoyo de Salinas, se emprendió y ejecutó en casi un 50 por ciento la pavimentación de las márgenes del Río Chiquito, que hoy se han convertido en una arteria de gran desfogue vial. Continuar, por otra parte, con el costoso proyecto de ocultar en redes subterráneas el cableado de la red eléctrica con el propósito de hacer atractivos al turismo los monumentales edificios con los que Morelia cuenta, resulta una soberana incongruencia cuando nada se hace para resolver la reubicación de los puestos semifijos que han cambiado, esos sí y casi por completo, la fisonomía arquitectónica colonial de Morelia que se promueve en la folletería de la Secretaría de Turismo.
Las sospechas de que algún o algunos contratistas y que socios son los verdaderos destinatarios de los beneficios inmediatos de estas obras, quizá no tardemos tanto en confirmarlas en tiempos en los que los drenajes de la corrupción ya no soportan más aguas sucias y en lugar de conducirlas las arrojan.
No sería tampoco motivo para ufanarse el que se estén aplicando 68 millones de dineros del pueblo para reconstruir la salida Morelia-Guadalajara; tramo que fue pésimamente construido por las prisas de que lo inaugurara Carlos Salinas de Gortari justo en la víspera de las elecciones de 1994.
Si las comisiones de Comunicaciones del Congreso Federal y del Congreso del Estado funcionaran para que esta reconstrucción fuera objeto de una auditoría técnica y financiera y se fincaran responsabilidades a constructores y funcionarios que dieron por bien hecha una carretera que en realidad era de escenografía y más de uno debería estar en la cárcel.
¡Cuidado con más engañifas al pueblo:
Ya lo dice el adagio popular: no hagas cosas buenas que parezcan malas porque..."
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