Las coordinaciones, fallida pluralidad
Publicado en el periódico Buen Día...

inalmente y por la vía administrativa y no la legislativa, que le fue cuestionada por el diputado perredista Víctor Corona Alva —parece haberse convertido en el único legislador perredista que ha tomado a pecho su papel de opositor—, el gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí resolvió crear las 10 coordinaciones regionales que prometió desde su campaña, y en torno a las cuales se suscitó una gran expectación, más que en cuanto a la importancia de sus funciones, respecto de quiénes las ocuparían. Hubo un momento en que se dio una frenética especulación.
Tinoco Rubí alentó en su campaña que esas coordinaciones serían expresión de la pluralidad; y al ratificarlo ya como gobernador se entendió que serían ocupadas por gente de diversos partidos, pues había dicho que se asignarían en función del peso político de cada partido en sendas regiones.
En ese entonces y después de conocerse los resultados de los comicios que lo llevaron a él a la gubernatura, comentamos que, si el ofrecimiento se cumplía, el PRI acaso alcanzaría dos de esas coordinaciones, dado que el nuevo mapa electoral así lo indicaba.
La disputa por las coordinaciones por poco y llega a ser campal. Dio al menos motivo para actitudes rupturesquianas de algún dirigente que se sintió desplazado y menospreciado.
Hoy, al conocerse las designaciones de los titulares de esas coordinaciones se ha podido ver que no está incluido ningún personaje de militancia distinta a la partidaria del gobernador Tinoco Rubí. Todos son conocidos como priístas, aunque entre ellos haya un desconocido y a Guillermo Morfin García se le pudiera acusar de no ser priísta por sus actitudes de crítico desde que siendo diputado en 1968 se lanzó, en plena Cámara de Diputados, nada menos que contra el mismo presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, al pronunciarse contra la intervención del Ejército en el conflicto estudiantil que, como sabemos, terminó en una masacre. Guillermo estaba, por cierto, literalmente arrinconado hasta hace unos días, dando clase en una universidad privada de Morelia con tal de sobrevivir, aunque también haciéndose presente en la vida política a través de algunas crónicas del quehacer legislativo del que fue protagonista.
Las coordinaciones regionales, por otra parte, aunque no en número tan cercano al de los distritos electorales federales con los que Michoacán cuenta y que estarán nuevamente en disputa el año próximo, tampoco son una novedad, pues ya en el pasado inmediato fueron parte del aparato que montaron el gobernador interino Genovevo Figueroa y luego el gobernador interino, autointerino y sustituto a la vez, don Ausencio Chávez; pero esas coordinaciones regionales llegaron a la postre a ser sitio de frustración para sus titulares, pues personajes como Alfonso Álvarez Miaja y el ex secretario de Comunicaciones y Transportes, ingeniero Daniel Díaz Díaz, optaron de plano por arrojarlas y se diría que, con todo y su desprecio, si bien Díaz Díaz casi nunca en realidad se paró a esa oficina que se le montó en el boulevard Agustín Arriaga Rivera, aunque sí tuvo el cuidado de mantener allí a un familiar para despachar a control remoto -acaso vía satélite—, por aquello de mantenerse en órbita por si los dioses le tuviesen deparado hacerse cargo de los destinos de Michoacán.
También se supo que al ingeniero Rafael Ruiz Béjar —aquél que fuera gran amigo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas— había estado a cargo de la coordinación regional de Apatzingán; y al ingeniero Fernando Tavera Montiel -hoy ratificado o, más propiamente dicho, reinstalado, para no dar lugar a pensarse en que ha sido convertido en rata— lo tienen muy presente los purépechas a la hora de revisar y tomar nuevos acuerdos de desarrollo regional que, dicen, no fueron con él sino demagogia barata.
Al darse a conocer la creación de las 10 coordinaciones y la designación de sus titulares, el Ejecutivo del Estado señaló que "serán estructuras ágiles de administración y servicio público...". Debe entenderse que ello implicaría una suficiente disponibilidad de recursos humanos y materiales. Sin embargo, dadas las condiciones económicas actuales y el hecho de que no estén contempladas en el presupuesto aprobado por el Congreso del Estado, nos hace avizorar que por lo pronto las tan codiciadas coordinaciones regionales no serán más que su titular, su secretaria y una mesa de Cuanajo desde la que, eso sí, se podrá echar a volar la imaginación y, lo que sería más provechoso para Michoacán, la creatividad de aquellos que estando ociosos... ¡Que destructivos sueles ser!
Ojalá no terminen siendo, como las pasadas, sitio de frustración y en efecto sean el primer paso de un nuevo orden institucional encaminado a descentralizar la administración pública estatal y no a llenarla de más telarañas burocráticas.
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