Complot contra Tinoco o rebelión de los osteófilos
Publicado en el periódico Buen Día...
27 de marzo de 1996

os hechos, actitudes de políticos oficialistas y declaraciones de otros tantos, que de un modo o de otro han sido expuestos ante la vista y juicio de la opinión pública en los últimos días, parecen conformar toda una trama de lo que bien pudiera ser una alianza de complotistas contra el gobernador Víctor Tinoco Rubí.
No hace falta en realidad contar con información confidencial privilegiada o tener acceso a las redes de espionaje que algunos suelen tener por simple afición, ahora también por medio del sistema de computación; basta con leer periódicos y escuchar algunas estaciones radiofónicas y televisivas locales para percatarse de que se libra hoy una lucha casi campal por el poder y que en ello los comandantes y capitanes que se sienten desplazados apuestan ya la suerte misma del mandatario.
La desestabilización, que ha sido anunciada inclusive en conferencias de prensa y declaraciones periodísticas o mensajes del dirigente formal del PRD, Antonio Soto, y del senador Cristóbal Arias, han cobrado realidad en varios hechos que pudieran ciertamente considerarse ajenos o circunstanciales; pero también en un plan de acción abiertamente anunciado que incluye la toma de carreteras, edificios públicos, la exigencia de que sean retirados de sus cargos el secretario de Gobierno y del Procurador, etc.
Arias y Soto, si bien ostentan defender a militantes perredistas mancillados en su triunfo electoral, también aparecen como los ejecutantes de un plan que efectivamente es de desestabilización, al que no pueden ser ajenos, sino los más interesados, aquellos grupos y sus jefes natos dentro de las filas del priismo y que como es sabido comandan los exgobernadores Carlos Torres Manzo, Genovevo Figueroa, Ausencio Chávez, Agustín Arriaga Rivera y Luis Martínez Villicaña, que se sintieron ninguneados por Tinoco Rubí en la conformación de su gabinete y últimamente en la designación del nuevo dirigente estatal del PRI, Carlos Gálvez Herrera.
La alianza de Arias estaría siendo hoy una prolongación de aquel pacto que hizo con Genovevo Figueroa Zamudio y del cogobierno que ejerció hasta hace unos días con Ausencio Chávez, para cuyo gusto el candidato a la gubernatura no habría sido Tinoco Rubí, sino J. Ascención Orihuela Bárcenas, Manuel Antúnez, Sergio Magaña o Germán Ireta.
Entre los priistas es un secreto a grito abierto el malestar por la ruptura que Tinoco Rubí ha hecho de "la tradición" hecha "ley no escrita" de integrar su gabinete con la gente de los exgobernadores de mayor fuerza política y que se han garantizado entre sí, en su momento, la necesaria estabilidad y armonía. Pero no son los priistas quienes dan la cara para reclamar y rescatar sus fueros y exigir que "la tradición" o "ley no escrita" no se rompa, sino que son el dirigente verdadero y el formal del PRD en el estado, quienes lanzan a este partido y concretamente a los militantes que aún los siguen, a que se conviertan en la carne de cañón de esa disputa entre grupos priistas por el poder; disputa en la que en efecto también Arias y Soto entraron al ver frustrados sus proyectos de prolongar el cogobierno que consideraban ya como otra más de las "tradiciones" o "leyes no escritas",
Al enfrentamiento en el CERESO aparentemente entre reclusos, que dejó un saldo conocido de dos muertos y que se protagonizó mientras Tinoco Rubí daba a conocer los lineamientos de su Plan de Desarrollo Estatal, se ha sumado un escándalo periodístico al secretario de Gobierno, Antonio García Torres, y a su hermano que está a cargo de la Procuraduría de Justicia del Estado, quienes fueron vinculados con narcotraficantes desde una columna que Eduardo Valle (El Búho) escribe en El Financiero. Este es el mismo que fue secretario del entonces procurador general de la República, Jorge Carpizo, y hoy desde el vecino país del norte hace revelaciones y acusaciones que tocan a personajes del más alto nivel. Ayer, como parte del plan, fue exigida su separación del gabinete.
Aparicio aparece como "el bueno"
Y mientras los miembros del gabinete de Tinoco que más epítetos han acaparado apenas si se dan abasto para defenderse de los ataques que se les lanzan y el propio gobernador se ve precisado a ordenar que se inserte en una plana completa su propuesta para la elaboración del Plan de Desarrollo Estatal que pretendía, porque la noticia de ello se vio opacada por la información policiaca que dio cuenta de los primeros muertos en el CERESO en lo que va de su gestión; quien ha aparecido como "el bueno" de esta nueva historia ha sido el ingeniero Aparicio, quien ha acaparado grandes titulares repartiendo recursos a manos llenas a los presidentes municipales y anunciando acciones de gobierno. El ocupa ya desde ahora lo que una vez que se reforme la legislación de la administración pública, será la supersecretaría del sexenio encargada no sólo de la programación y el presupuesto del estado, sino también de la ejecución de obra.
Como se recordará, el ingeniero Aparicio, que ahora aparece como "el bueno" del gobierno, ha sido leal aliado del doctor Genovevo Figueroa desde el rectorado de éste en la Universidad Michoacana (todavía hay quienes recuerdan que la inundación del Centro de Cómputo que tenía a su cargo borró mucha información comprometedora); pasó a ser después secretario de Gobierno hasta su nominación como candidato a diputado por su distrito natal de Zacapu; posición que le fue arrebatada, merced a las artes y pactos que cultivan Arias y el oculista Genovevo Figueroa Zamudio.
Despojada de la alta dosis de candidez que se le ha puesto, acaso la aparición bien cuidada en la prensa de Aparicio ¿no pudiera ser también parte de la trama de los complotistas?
Complot o rebelión de los osteófilos
Diríase que los hechos, actitudes y declaraciones de varios de los políticos "preocupados" por el futuro de Michoacán, no reparan en que en tiempos de globalización, dejan la impresión de que, como dijera el fiscal Montes, que fue el primero en investigar el asesinato de Colosio, "se trata de una acción concertada" la suya, y que adquiera casi todas las características de un complot contra el gobernador Tinoco Rubí.
Pero no es la defensa de propuestas programáticas dirigidas a lograr tal o cual modelo de desarrollo para Michoacán o que motiva la guerra casi campal entre políticos del PRI que tienen como actores visibles en escena a algunos de los dirigentes del PRD. Es por ello que bien puede concluirse que no se trata de otra cosa que del estallamiento de la rebelión de los osteófilos (osteófilo: amigo, aficionado a los huesos) que al verse desplazados por primera vez en el peor momento que significa la crisis económica, reclaman lo que creen que les corresponde en una acción que más bien parece desconcertada y ciertamente también desconcertante para quienes ya no tienen motivo de ser partícipes de esa rebelión de osteófilos, ya sea porque aseguraron su osteolito, padecen ostealgia o buscan tratamiento a su osteomalacia o a su osteomielitis, animados por el hecho de tener al menos de qué dolerse...
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